Eilmer de Malmesbury, también llamado Oliver pero conocido como “el monje volador”, fue un religioso benedictino que vivió en Inglaterra a principios del siglo XI. Se ganó ese apodo porque intentó saltar desde la torre más alta de su abadía.
Lleno de coraje, construyó dos alas, que él mismo diseñó, y se lanzó desde la torre de la abadía -24 metros de altura- sin pestañear. Y por pura casualidad (o Providencia) escapó de la muerte.
Desafortunadamente, la experiencia no terminó bien y se dice que el monje volador quedó lisiado. Aún así, no se desanimó y todavía quería volar. Pero el abad le prohibió repetir el loco experimento. Por tanto, Eilmer se contentaba con estudiar el cielo día y noche, tanto que sus tratados de astronomía fueron muy apreciados hasta el siglo XVI.
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