Cada 22 de julio la Iglesia Católica celebra la fiesta de Santa María Magdalena, discípula del Señor, llamada así por ser originaria de “Magdala”, población que estaba situada en la orilla occidental del Lago de Genesaret (mar de Galilea).
Mujer que anuncia la Pascua
María Magdalena fue seguidora de nuestro Señor Jesucristo, quien la escogió para ser testigo de su resurrección, incluso, antes que los apóstoles. Por eso, fue ella quien recibió el encargo de testimoniar la victoria del Maestro sobre la muerte.
Ese llamado particular dentro de su discipulado convierte a Santa María Magdalena en modelo para todo aquel que está llamado a evangelizar; porque es ella quien encarna la figura de la mujer que anuncia el mensaje gozoso y central de la Pascua: la vida nueva en Cristo.
El Papa Emérito Benedicto XVI en 2006 resumía con precisión cuán relevante es ella en la vida cristiana: “La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte”.
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